El otro día venia de regreso desde Puerto Plata a
Nagua, y en el camino me fijé en un puesto donde se ofrecían a la venta ricas
semillas de almendras.
El chofer hizo una pequeña parada, por lo que me dije:
“le compraré unas a mi hija”. Ya que contienen un rico aceite que hidrata la
piel y ofrecen otros beneficios para el cuerpo.
Algo me llamó mucho a la atención cuando nos detuvimos a comprar esas almendras. Y fue cómo una chica obtenía la preciada semilla de la fruta. Las picaba con un cuchillo, una por una.
Algo me llamó mucho a la atención cuando nos detuvimos a comprar esas almendras. Y fue cómo una chica obtenía la preciada semilla de la fruta. Las picaba con un cuchillo, una por una.
Dije:
— ¡Dios, tanto que nos quejamos de la vida! De que
no hay, que no aparece, que no puedo, que necesito ayuda… Cuando sólo hay que ver
cómo existen tantas personas que se dedican a hacer cosas, que otros dicen “nunca
harían”; y cómo le dedican todo su empeño para hacerlo bien.
Así como esas ricas almendras ofrecen aceites
para beneficiar nuestro cuerpo. Nosotros debemos procurar enriquecer nuestras
vidas. No quedarnos esperando a que las cosas nos lleguen solas y ofrecerle
tanto a la vida como ella a nosotros.
Este tipo de vivencias, son de las que dan ánimo
y fuerzas para querer más; y no conformarse uno con poco o quedarse estancado.
¡Que vivan las personas que hacen hasta lo imposible! Todo por salir hacia delante. Que dan tropezones, tantos como sean necesarios, para lograr sus metas. Felicidades a los grandes triunfadores!!
By: Marleny German Polanco
En las experiencias mas sencillas se esconden grandes enseñanzas.
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